martes, 6 de septiembre de 2016

VeintiSiempre

Puedo recordar desde que cumplí los veinte hasta este año, puedo saber que AMO festejar y que festejen conmigo, celebrar la vida junto a las personas más importantes es lo más lindo que me pudo y puede pasar. 
Los veintiocho fueron muy golpeados, habían empezado muy arriba para ir rápidamente bajando hasta quién sabe qué piso subterráneo, pero (gracias -por el pero-) ya estamos. Hay una estabilidad, la hubo y la sigue estando. Y nuevamente agradezco por todas las personas que con tiempo y dedicación -me cuidaron-. No exagero. Me sentí cuidada, y a la vez amada. Tenía la sensación que todo se me estaba derrumbando, tenía la pesadez de no saber en qué hueco esconderme. Y ahí estaban miles de árboles con sus ramas enormes para arroparme, para mirarme confundidos con preguntas capciosas. Preguntas irritables y desafiantes, soportando mis respuestas y mis silencios. Porque si de algo se trataron mis veintiocho fueron de un gran silencio, de una procesión que no terminaba más y miles de hojas escritas que ni siquiera tengo el valor de transcribirlas
El agradecimiento es enorme, estoy rodeada de gente maravillosa, que me acompaña hace años y a la vez gente que se me suma en el andar, que nos sumamos. Gente que le pido que se corra un cacho y tantas otras que me empujan de su vida... También les agradezco, porque de todo se aprende. 
Si bien los árboles tienen raíces y están "supuestamente" fijos a la tierra, creo en aquellos árboles que presentan como en el señor de los anillos (o algo así) que caminan y hablan, dejando huellas como casi todos en mi vida.  Tengo valor de creer en todas las personas, de enamorarme de ellas. En todos veo algo que me encandila y hacen que no quieran que se vayan de mi vida, aunque entiendo que los caminos se bifurcan cosa que más de una vez hiere pero créanme a veces salva.
Obviamente la ausencia fue presente, supongo que sí veintiocho años fue así porque ahora iba a modificarse, pero una nunca pierde ese hilo de esperanza, nunca. El teléfono no sonó ni hubo mensaje de por medio, obviamente soy yo la que opta deducir porque pasa esto y no jugarme por su respuesta... Pero es así, de recuerdos me fui haciendo.

Chau veintiocho fuiste... -tremendo- -agotador- pero no "innecesario", me quedo con todas las fuerzas, el amor y la calidez de cada persona que me pusiste en estos 365 días. 
Ahora bien, veintisiempre te haré de goma.-