La cantidad de lunas que recibí en mi vida no me interesa, quizás ya haya contado las estrellas fugaces que vi y no quiero ver el cielo de nuevo.
Sin embargo hay lunas que llevo dentro, no te digo el cuarto menguante que llevo en mi piel, sino la luna de la espera. ¿Cuántas lunas faltan para sonreír? ¿Cuántas lunas me faltan para dejar de hablar en tercera persona? Se me va nublando la vista si se que no te puedo abrazar, se me va haciendo todo cada vez más vacío si supongo que no te puedo ver. Pero es una realidad, los adultos tenemos las responsabilidades de hacer valer las cosas, de querer correr si queremos conseguir algo. Y yo me congelé y a la vez tengo que crecer.
Hace un tiempo no me alcanzaban mis dos manos para contar cuánto falta, hoy puedo decir que con sólo una mano puedo entusiasmarme. No sé si serán todos los dedos de ésta mano, Dios quiera que puedan ser menos, vos me esperas, yo quiero ir. Las ganas están sólo nos queda esperar. Juguemos al piedra papel o tijera por teléfono que eso me da fuerza.-
lunes, 22 de julio de 2013
martes, 16 de julio de 2013
Pasos
Del otro lado de la vía se escuchan pasos venir, pueden ser
de personas amables, rufianes o enamorados. Se siente una brisa a humedad, el
aire se pone espeso los pasos se
escuchan más deprisa y de pronto se detienen… Cambian de dirección, tienen un
nuevo objetivo, irse. ¿Quiero que sea así? ¿Lo puedo modificar? No. Tiesa,
perdida, ahora hace frío hay algún grillo por ahí, lástima si lo piso. Me
siento, espero ¿Vuelven los pasos? ¿Qué
eran? ¿A quién pertenecían?
No eran pasos era mi imaginación, otra vez la pastilla, ese
maldito sueño que me hace pensar cosas que no son, otra vez escuchar voces
mudas en las paredes. El doctor dijo que me bajaría la dosis, sin embargo
encontré la receta, y no fue cierto. Me siento ida de la realidad, si voy a la verdulería
ya no recuerdo bien que quería comprar, termino comprando cualquier cosa con
tal de no quedar como idiota. Idiota, palabra fuerte, palabra dura, palabra
sentida. Sí dejo de tomar la pastilla, que pasará, ¿me echarán de casa? Quizá me
saquen la tv, la pc o el iPod, pero tengo mi mundo aparte del día a día, tengo
mi cuaderno, dónde puedo saber sí algo anda mal, tengo un balcón del cuál puedo
saltar si me quieren atar, tengo llaves escondidas que abren enorme baúles que
me llevan a islas extrañas. Nadie me puede parar no soy ajena a mí ni mucho
menos a lo que le ocurre a mis psiquis si dejo aquellas miniaturas de
fantasías.
Dejé las pastillas, no sé si veo más claro todo o si acaso
está nevando. Decido salir, en la esquina está la avenida, es un candombe de
gente, de multitudes de ruidos, de ideas volando de aquellas cabezas, de voces,
de murmullos, de saludos, de sonrisas que me pisan los talones, gente riendo de
mí, gente delirándome, gente que señala, personas que dejan de ser personas para
convertirse en animales arriba de la cama, personas que no saben qué hacer con
sus vidas, personas tristes y otras enojadas, no veo a nadie feliz, quiero
cruzar esa calle para ver que hay más allá pero sé que me siguen, que está ahí
para vigilarme, no se le escapa ninguno de mis movimientos. Intentaré cada día hasta que pierda las
fuerzas, pero saldré, volveré a jugar en la vía.-
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