lunes, 22 de julio de 2013

Una mano de lunas!

La cantidad de lunas que recibí en mi vida no me interesa, quizás ya haya contado las estrellas fugaces que vi y no quiero ver el cielo de nuevo. 
Sin embargo hay lunas que llevo dentro, no te digo el cuarto menguante que llevo en mi piel, sino la luna de la espera. ¿Cuántas lunas faltan para sonreír? ¿Cuántas lunas me faltan para dejar de hablar en tercera persona? Se me va nublando la vista si se que no te puedo abrazar, se me va haciendo todo cada vez más vacío si supongo que no te puedo ver. Pero es una realidad, los adultos tenemos las responsabilidades de hacer valer las cosas, de querer correr si queremos conseguir algo. Y yo me congelé y a la vez tengo que crecer.

Hace un tiempo no me alcanzaban mis dos manos para contar cuánto falta, hoy puedo decir que con sólo una mano puedo entusiasmarme. No sé si serán todos los dedos de ésta mano, Dios quiera que puedan ser menos, vos me esperas, yo quiero ir. Las ganas están sólo nos queda esperar. Juguemos al piedra papel o tijera por teléfono que eso me da fuerza.-

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