martes, 16 de julio de 2013

Pasos

Del otro lado de la vía se escuchan pasos venir, pueden ser de personas amables, rufianes o enamorados. Se siente una brisa a humedad, el aire se pone espeso  los pasos se escuchan más deprisa y de pronto se detienen… Cambian de dirección, tienen un nuevo objetivo, irse. ¿Quiero que sea así? ¿Lo puedo modificar? No. Tiesa, perdida, ahora hace frío hay algún grillo por ahí, lástima si lo piso. Me siento, espero ¿Vuelven los pasos?  ¿Qué eran? ¿A quién pertenecían?

No eran pasos era mi imaginación, otra vez la pastilla, ese maldito sueño que me hace pensar cosas que no son, otra vez escuchar voces mudas en las paredes. El doctor dijo que me bajaría la dosis, sin embargo encontré la receta, y no fue cierto. Me siento ida de la realidad, si voy a la verdulería ya no recuerdo bien que quería comprar, termino comprando cualquier cosa con tal de no quedar como idiota. Idiota, palabra fuerte, palabra dura, palabra sentida. Sí dejo de tomar la pastilla, que pasará, ¿me echarán de casa? Quizá me saquen la tv, la pc o el iPod, pero tengo mi mundo aparte del día a día, tengo mi cuaderno, dónde puedo saber sí algo anda mal, tengo un balcón del cuál puedo saltar si me quieren atar, tengo llaves escondidas que abren enorme baúles que me llevan a islas extrañas. Nadie me puede parar no soy ajena a mí ni mucho menos a lo que le ocurre a mis psiquis si dejo aquellas miniaturas de fantasías.


Dejé las pastillas, no sé si veo más claro todo o si acaso está nevando. Decido salir, en la esquina está la avenida, es un candombe de gente, de multitudes de ruidos, de ideas volando de aquellas cabezas, de voces, de murmullos, de saludos, de sonrisas que me pisan los talones, gente riendo de mí, gente delirándome, gente que señala, personas que dejan de ser personas para convertirse en animales arriba de la cama, personas que no saben qué hacer con sus vidas, personas tristes y otras enojadas, no veo a nadie feliz, quiero cruzar esa calle para ver que hay más allá pero sé que me siguen, que está ahí para vigilarme, no se le escapa ninguno de mis movimientos.  Intentaré cada día hasta que pierda las fuerzas, pero saldré, volveré a jugar en la vía.-

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