
En una reacción inesperada. Llovía torrencialmente afuera, se escuchaba el cielo crujir iluminando todo el campo. No importaba. No le daba miedo, amaba el clima así. Ella agarró su cuaderno y comenzó a escribir. Su cuerpo se entumecía con cada palabra grabada en sus hojas. Era una historia de no acabar, pero ese era su sueño escribir, escribir, escribir...
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