domingo, 6 de noviembre de 2016

Verte-r trist-eza



La lágrima se cayó sola, no moví la cara, no tuve siquiera la rapidez para despistarla. Era una lágrima rebelde. De esas pesadas que caen como piedra sobre los brazos, la boca o los pantalones. Era la tristeza misma dejándose caer. 
Era la lágrima que preparaba a mi rostro sobre la tormenta que se avecinaba. Nunca sentí tanto dolor, nunca pensé que amar a alguien podría hacer que duela de esa manera. 
Hace una vuelta al sol que todo giró, pero dio un giro que nadie esperaba, que nadie quería. En ese giro te agarré la mano y no  la solté, en el giro hubieron subidas y bajadas, millones de momentos y me quedo con los dolorosos por sobre los felices, dando el resultado de la victoria en esto. Te cansaste, te escuche cansado pero no abatido. Te escuche destruido pero nunca acabado. Te escuche reír, con dolor y sin fuerzas. Guardo las cientos de fotos, los mensajes y todos los escritos. Un día documentaré todo, ojalá no sea tarde, porque para las cosas importante siempre llego tarde. 
El giro me enseñó que soy más positiva de lo que yo creí que lo era, me demostró una parte de mi que no conocía, y así también me resaltó mis miedos más profundos. Siempre pienso en la calidez de tu mano, y también en aquellos tiempos que las tenias heladas. Pienso en todo el recorrido, y en el eterno sol que es estar a tu lado. 
Esa congoja se convirtió en risas, en esas de las que siempre me causaste, fuiste tú fuerza y la de todos. Siempre de la mano, o codo a codo.

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