miércoles, 19 de agosto de 2009


Otro miércoles más en mi haber.

Un miércoles había marcado el inicio de la historia, una de amor prohibido y de atrevimientos.

Cuántos miércoles se habían sumado desde el otoño pasado? Para qué contarlos.

Cada miércoles un horario predefinido. Seis de la tarde. Un universo alcanzaba a crearse en un espacio oculto.

“Primero una hora, después dos. Después un día, después lo vas a querer todo.” Dijo mientras me besaba un vigésimo miércoles para despedirme.

A medida que se sumaban los besos, tímidamente aparecían los sueños y los proyectos.

La casa en la playa, los domingos enteros entre mates y películas, salir a la calle tomados de la mano, conocer a tus hijos y vos a los míos, tener los nuestros.

Creo que a la mitad de la sumatoria de todos los miércoles, los sueños eran tantos que no entraban en ningún cofre de sueños.

Pero la realidad hizo su parte. Y para cuando el cofre comenzó a rebalsar, empezaste a retroceder de a veinte pasos. Yo avanzaba unos treinta y aún así estabas cada vez más lejos.

Hoy miércoles, hace apenas unos minutos, mi cofre quedó vacío y los sueños desintegrados en alguna atmósfera desconocida para nosotros.


(elperro-Helen J. Vaughn)

No hay comentarios:

Publicar un comentario