jueves, 24 de junio de 2010


Mirando el río una rumbita te escribí mientras te esperaba, con el pechito inquieto y alegre y un andar de no ser de acá. de aquí no me moví, de tu vértigo mío, de tu sonrisa vertical. que misteriosa es una rosa de Hiroshima y la rumba que hay. la rumba se ríe, no sabe si es rumba. será un momento nada más, de eternidad, de esos que me da todos los días, todos los segundos, infinitamente, la alegría de vivir, el sentido, que da a la vida vivir contigo. en el cielo, en el suelo, en cada una de tus cosas.

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