jueves, 29 de diciembre de 2011

Primera Parte

No se puede quedar en la sombra mucho tiempo mas, ella debía partir a ese lugar dónde realmente quería, pero necesitaba de un mágico impulso para saltar al mismísimo vacío.
Estuvo llorando por horas, los ojos hinchados, las ganas abatidas, y la mente retorciéndosele por cuestiones quizás erradas, o no, pero así estaba, tiesa sin decir una palabra. Tirada en la cama giraba para un lado, luego para el otro, buscaba la esperanza de que algo cambie, de que algo surja. Dar vueltas en la cama sabía que no era la solución, despacio se vistió y por primera vez en 46 días logró salir de aquel encierro. Lo primero que hizo fue regar su jardín , el pasto estaba quemado, aunque lo dio por perdido hecho un poco de agua sobre él. Camino por su patio, por un momento pareció desconocerlo.
Las personas que la visitaban semanalmente había tratado de limpiar aquel enchastre luego del día del accidente, había dejado todo como les parecía, y a ella su casa así le parecía extraña. Levantó una escoba que estaba al pie de la escalera miró para la terraza y no tuvo el valor para subir, dio pasos para atrás, entró nuevamente a su casa y cerró con fuerza la puerta que la unía al patio. Puso la pava, y preparó un capuchino. Temblaban sus manos al buscar las cosas, muchas imágenes se brotaban en su cabeza, gritos, flashes de momentos que ella dudaba que había vivido. Se sentó, tomo un libro y comenzó a leer.

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