Cuando menos esperas un remolino parece acariciar. Uno puede decir que sería la mano de Dios, el camino que marcó, el desvío de un camino o bien una respuesta a algo que vos estabas E S P E R A N D O.
El sol está aunque no lo veamos, como las oportunidades y la risa. Risas que escucho resurgir, que como ecos nos contagian en las horas siguientes.

Me gusta que el remolino me abrace, me desestabiliza, me da hasta miedo de lo que pueda pasar, pero sino dejó que pase, ¿cuándo es que puedo decidir por mí? Me alimento de sus paisajes, de que me lleve viajando con la mente a lugares donde no estuve, que me de la libertad de la risa.
Cuando a una tanto viento la asusta se encierra, se niega, se hace un búnker y se provisiona de lo necesario para sobre-vivir, pero yo no. Estoy eligiendo vivir, sentir, ir en contra o a favor de el, pero no abandonar.
El remolino, es mi fuente de cambio, es eso que no creía que mee iba a pasar, a mi y a mi otro yo en tercera persona. A veces somos tan necios en no poder/querer ver.
Elijo, yo estoy eligiendo... Es un gran paso.-
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