martes, 1 de agosto de 2017

Duda



Cuando dude te dejé correr. Con una marca en el cuello te alejé de acá, la marca era mayor, era nuestra diferencia de edad, la distancia en la clase de futuro y el querer cosas diferentes. 
Te prometo que lo intento que no es que no lo hago, de este lado del charco esta jodido. Olvidar parece moneda corriente pero no, eso era amar... ya no hay valores ni creencias sobre el amor. Ya nadie se la juega o si le juega miente, porque para jugarla de Diego hay que saber hacerla, no hay que meter la mano, no hay que huir ni acobardarse. 
No entendiste nada y yo tampoco. 
Primero de agosto, me acabas de declarar que es el peor agosto de tu vida, créeme que el mío también. No sé si girarlo o mirarlo patas para arriba, de cualquier manera es un asco, apesta y me aprieta. Si me aprieta, acá justo en la tráquea, no me deja hablar y menos respirar, me recuerda todo el tiempo donde estoy ubicada y que estoy -sola- No le tengo miedo a la palabra pero dale, después de  meses, después de reír tanto en verano, de llorar mucho menos en otoño ahora la nada misma. No vamos ni venimos, estamos acá en el mismo ring, espalda contra espalda, mirando para lados distintos. ¿No vivimos eso ya antes? Te saco en cara los segundos de tal audio, las titubeadas y las pavadas que me hacen dudar. Te comento que no como vidrio, en realidad no termino de tragar el que estaba deglutiendo. El que vos me viste disolverlo en agua o en mate. Extraño ver el sol como lo veía antes, extraño más cosas de las que te digo, aunque ya no te cuento. Estamos lejos y estamos atentos a eso. Quizás porque es a g o s t o que estoy cubierta de hielo, quizas era que esta vez la iba a llevar sola pero sola de verdad no con vos. El otro día dije que fuiste el colchón, me amortiguaste el golpe que me cuesta soltar la idea que seas lo que sos, igual lo intento. 
Estamos enojados, somos hirientes cuando queremos, somos zorros viejos que perdemos el pelo pero no las mañas. Pero venimos cansados, venimos bancando el berrinche, el silencio del otro. De esta no creo que salgamos bien parados, no me molesta. Tanto sol hace mal, hay que invernar a veces. Las despedidas no son lo nuestro, sabemos que hay cosas que no las podemos despegar de la mente, del corazón o peor de la piel. 
Me voy a cerrar en mi misma, en ese caparazón que espero que no rompas, que espero que no me duela tanto como NO tengo planeado.

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