Desde que soy chica me sigue
la frase.
Una frase que entendí, que renegué pero que siempre quise llevar en
la piel. Una frase que no me ata, al contrario me libera de sentir, de saber
que puedo partir, sin embargo... Sin embargo, pesa un significado, “un verbo,
un pronombre personal y una negación.”
[Siempre la negación]
Tengo aquella sensación de la
primera vez que leí el cuento, estaba en mi cuarto, (el altillo, en ese
momento) sentada, apoyada sobre la cama, siempre tuve esa debilidad por
terminar las historias lo más rápido posible, y esta no fue la excepción. Siento
al tacto las hojas rugosas, puedo escuchar como pasaban las hojas rápidamente,
hasta leer ese título… Lloré, obvio que lloré cuando terminó la historia, me
dolió con solo 11 años. Sabía lo que era perder a alguien, no necesitaba estar
metros bajo tierra, hay una manera más dolorosa de perder a alguien: es la distancia,
es el silencio, es el abandono mismo que hace que uno crea que el otro ya no
está, que no lo estuvo.
Obviamente, pasó el tiempo, escribí la frase tantas veces como pude, se la
presté a personas impensadas (no me arrepiento), quizás hoy si leerían esto, o
vieran mi pie sonreirían o no, o quizá recuerden lo loca y desquiciada que
estaba por escribir lo que sea con la frase. No me fue suficiente en un papel, ni
en un pizarrón, ni en las paredes de mi pieza.
V e r g i s s m e i n
n i c h t, me cierra de todos lados, es del miedo más profundo del estar
sola, es de la sentencia del no amor, es el cuento no leído y el abrazo no
dado, y lo mejor, porque siempre hay algo mejor, es el ruego para que la frase
se cumpla, como si lo dijera en un susurro.
Mantengo la cabeza fría y en
alto, la mirada en un punto de llegada, que al llegar elegiré otro al azar,
estoy cansada, me duele la espalda, pero la frase en mi está y para todos
lados, por mi elección, me va a acompañar.-
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